Lucas 21, 34-36
La Sagrada Biblia comienza con la descripción de un Paraíso en Génesis, y termina, en la Revelación, con el anuncio de la llegada de un cielo y una tierra nuevos, otro Paraíso.- Y la Iglesia cierra hoy su ciclo del año litúrgico con la invitación a estar preparados, no dejándonos distraer por las aparentes maravillas y delicias que el mal reinante en el mundo nos ofrece, para embotar nuestros sentidos y hacernos olvidar de que nuestra meta no está aquí. Aquí estamos sólo de paso hacia el Nuevo Paraíso, que es muy superior al primero, pues en él no se sucederán las tinieblas y la luz, como en la noche y el día, sino que serán derrotadas las tinieblas por la Luz que no muere, que no se apaga nunca. El río de aguas vivas y el árbol de la vida, que lo riegan y lo cubren, son eternos. Y el modo de alcanzar esa meta, nos lo recuerda hoy el Evangelio de San Lucas, es "estando en vela y orando en todo tiempo...para que podáis estar en pie delante del Hijo del hombre". ¡Ven, Señor Jesús!
Propósito: Hoy me haré el firme propósito de no comenzar mi día, ni ninguna actividad especial, sin la oración, pues es la mejor manera de recordar para qué estamos aquí.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Sábado. Noviembre 26 de 2016
J. RUIZ
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