Lucas 18, 9-14
Es más fácil reconocer y decir que Jesús es Dios, que hablar bien de los demás.- Somos muy fáciles para reconocer nuestros méritos y las fallas de los demás, pero ¡qué difícil es para nosotros hablar de las cosas buenas que hacen los otros! Lo vemos, como en pantalla gigante, en la parábola que Jesús nos propone hoy: la oración que parecía perfecta del fariseo, se convierte, prácticamente, en una alabanza de autoelogios que el Padre ni se molestará en oir. En cambio la pena por haberle ofendido ni deja que el pobre publicano sea capaz de levantar la mirada y, desde lejos y mirando al suelo, se humilla y pide perdón y ayuda para salir del abismo de sus culpas. Y así llama la atención del Padre que es todo Misericordia y no puede ver llorando a ninguno de sus hijos, y ve que su otro hijo, como, según parece, no necesita nada, se vuelve a él con sus manos abiertas y extendidas para ofrecerle su consuelo, su ayuda y su perdón. Hermosa lectura para estos días de Cuaresma que nos hará reflexionar sobre la forma como debemos orar, teniendo siempre como base la humildad.
Propósito: Hoy recordaré que el sentimiento de culpa no deja de ser, a la larga, la voz de la conciencia, a la que siempre debo escuchar.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Sábado. Marzo 30 de 2019
J. RUIZ
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