Definitivamente, el modo de alcanzar la vida eterna, es por la fe. Y como ésta es don de Dios, tenemos que vivir en perpetua solicitud a Él para que nos la conceda y así poder llegar a Jesús, rostro misericordioso del Padre y alimento que dará vida al mundo para siempre, pues, según sus propias palabras, Él es "el pan vivo, bajado del cielo". En la Eucaristía no hacemos un simulacro: es Jesús mismo quien actúa y se hace presente en el altar para hacerse alimento nutricional de nuestra vida espiritual. Cuando participemos en ella hagámoslo con espíritu de fe y disposición de acogida y servicio a nuestros hermanos. Entonces la alegría y la esperanza nos harán más fácil el camino a la Casa del Padre.
Propósito: Hoy meditaré sobre la acción de la Eucaristía mi relación con los demás.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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