El Papa Francisco nos ha hecho caer en cuenta de que hemos "globalizado la indiferencia", que a todos nos ha hecho mal. Pues tratemos de ¡globalizar la felicidad! En el Evangelio de hoy Jesús nos dice quiénes son los felices: los pobres, porque ellos saben de qué se debe tener hambre, por qué se debe llorar, porqué vamos a ser odiados y perseguidos. No será nada de las cosas de este mundo, perecederas y que nunca sacian, sino de las cosas espirituales, que pueden comenzar un día, pero nunca acabarán. Y ser pobre no es "no tener nada", sino no dejarse dominar por los bienes materiales, muchos o pocos, que se tengan, sino saber ponerlos al servicio de quienes los necesiten. Así esas riquezas, que son efímeras y que no nos podremos llevar en nuestro último viaje, se transformarán en cupones que nos permitirán adquirir los bonos para la vida eterna, la Bienaventuranza.
Propósito: Hoy trataré de entender la antinomia de porqué son bienaventurados los pobres.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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