Marcos 9, 2-10
En las Sagradas Escrituras encontramos que Dios siempre prefiere, para presentarse a los hombres, los lugares altos, la montaña. Allí arriba, como en el desierto, reinan el silencio y la soledad. Y ambos son lugares inhóspitos y llenos de dificultades, pero con una belleza especial que sobrecoge. Talvez por eso hoy escoge, para manifestarse a sus mejores amigos, un lugar como ese en el Monte Tabor. Van camino a Jerusalem donde habrán de cumplirse, también en otro monte, El Calvario, los terribles acontecimientos de la Pasión de Cristo y talvez sea conveniente dejarles ver un poco de la gloria y esplendor a donde esos acontecimientos han de conducir, para que les ayuden a soportar con ánimo dispuesto esos momentos de dolor y sufrimiento. Y fue tal la belleza y el bienestar inefable que sintieron los discípulos que, como lo manifestó Pedro, ya querían quedarse allí. Así nos pasa a nosotros un poco a veces: estamos tan cómodos en nuestra seguridad del día a día que olvidamos que esto es un peregrinar y que la marcha no se puede detener si queremos alcanzar la meta, aunque en el camino haya cruces y tropiezos. Pero con la mirada del corazón fija en Cristo, hemos de llegar a la cima en la Casa del Padre y disfrutar para siempre de su eterna Transfiguración.
Propósito: Hoy no me dormiré en la comodidad de mis laureles, sino que procuraré ir siempre adelante en mi camino del Calvario.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Marzo 1 de 2015
J. RUIZ
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