"...En aquel tiempo llegaron la madre de Jesús y sus hermanos, y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada a su alrededor le dijo: ¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan. El les responde: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Marcos 3, 31-35
Ayer veíamos que Jesús comprendía muy bien el poder y la fuerza de una familia unida y nos decía que, por el contrario, "una casa dividida, no puede subsistir". Y hoy, hablando de la familia convencional, parece querer decirnos que, si bien en ella podemos encontrar grandes beneficios como estabilidad emocional, una economía que,
compartida, se hace más llevadera, y fuertes lazos afectivos, también es cierto que la libertad de sus miembros puede verse encerrada y limitada por los intereses personales de cada uno. Por eso nos propone otro tipo de familia, otro modelo, en el que la única condición para pertenecer a ella, es querer hacer y vivir la voluntad del Padre, y en la que los beneficios estarían potencializados por el número ilimitado de sus miembros. Afiliémonos, pues, a esta nueva familia y seamos hermanos de Jesús haciendo la voluntad del Padre, y seamos con Él, coherederos de su Reino que comienza a llegar hasta nosotros.
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Propósito: Hoy procuraré hacer la voluntad del Señor, sin cuestionamientos.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Enero 29 de 2013
J.RUIZ
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