Mateo 9,9-13
Al médico se le llama cuando se está enfermo. Pero con Jesús, es Él, que lo sabe todo, quien nos visita, nos cura y nos invita a compartir, para celebrar la alegría de la sanación.- Y no le importa que digan, quienes juzgan a priori, que anda en malas compañías, que eso perjudica la bondad y la moral que predica. Pero Él, como siempre, tiene la razón: los que están sanos no lo necesitan. El problema es que muchos talvez nos creemos limpios y de buena salud, porque la soberbia o el temor al qué dirán, nos impiden aceptarlo y no somos capaces de reconocer al médico cuando, por iniciativa propia o por la intercesión de alguien que nos quiere, se acerca con el beneficio de la sanación de cualquier mal que nos aqueje. Dejemos el orgullo, aceptemos que, en presencia de Dios, todos somos pecadores, y aceptemos la sanación que con la Palabra de su Hijo nos envía. Y gocemos de la fiesta y talvez en ella la alegría de nuestra curación se refleje en la sanación de otros.
Propósito: Hoy, Señor, voy a dejar que tu Palabra, que es la sanación verdadera, haga su acción en mí.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Sábado. Septiembre 21 de 2019
J. RUIZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario