Juan 13, 1-15
Recibir y dar amor se llama: servir.- Y esa debe ser la norma primera del cristiano. Según lo que hoy conmemora la Iglesia, así nos lo enseñó el Maestro en un día como hoy hace poco más de dos mil años. El amor cuando deja ser concepto, cuando deja de ser palabra, se vuelve servicio. Y servicio gratuito y desinteresado. Como el que el jueves de aquella larga semana nos demostró el hombre más grande del mundo, el omnisciente, el omnipresente, el todopoderoso, el Dios del universo, al ponerse un delantal , tomar una palangana con agua y arrodillarse a lavar los pies a sus invitados a la cena con que quería despedirse de ellos. Como decía Romano Guardini, "que el pequeño se arrodille ante el grande, no es humildad, simplemente es verdad; pero que un grande se arrodille ante el pequeño, eso sí se llama humildad". Y que el más grande se arrodille ante el más pequeño ¿cómo se llamará? Y, fuera de mostrarnos Jesús cómo es que se vive el amor, también nos enseña que el amor no tiene límites, al inventarse la manera de quedarse con nosotros hasta la consumación de los siglos, porque no quiere separarse de su criatura, e instituye la Eucaristía, porque Él no sólo es el Amor mismo, sino que es la Fuente del Amor que fluye y corre como un río de vida que va reviviendo y vivificando todos los seres que encuentra en su camino hacia la eternidad. Recordemos y vivamos ese amor que se hace servicio.
Propósito: Hoy quiero renovar mi decisión de tratar de servir, con la ayuda, claro, de Jesús, a quien pueda y como pueda.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Abril 18 de 2019
J. RUIZ
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