Mateo 26, 14-25
Talvez el dolor de Jesús y su tristeza no fue tanto por la traición de Judas, sino porque no se arrepintiera.- También Pedro renegó de Él, pero con lágrimas amargas lavó su culpa y pidió perdón obteniendo la misericordia sin límites del Padre. Muchos conocemos seguramente lo que duele una traición, el vacío que queda en el corazón cuando alguien que llegó a ser parte de él, decide coger otro rumbo y traicionarnos. El dolor y también la ira por sentirse burlado, son difíciles de soportar. Pero si esa persona recapacita y valora lo que ha dejado y vuelve a buscar nuestro perdón con arrepentimiento, seguramente lo va a conseguir, porque otra vez el corazón siente la alegría de estar completo. Pensemos un poco en esto y consideremos cuántas veces hemos traicionado a Jesús, que no lo hace nunca, por atender las llamadas zalameras y embusteras con que el mundo nos quiere apartar de Él. Seamos capaces de recapacitar con su misma ayuda, y de pedir el perdón de quien, con su muerte y con su sangre, será nuestra salvación.
Propósito: Hoy, Señor, quiero implorar tu perdón por mis infidelidades avergonzado de saber que, a pesar de ellas, tú no dejas nunca de serme fiel.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Miércoles. Abril 17 de 2109
J. RUIZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario