Juan 20, 11-18
Las preguntas de Jesús a María Magdalena: "¿porqué lloras? ¿a quién buscas?", son también para nosotros.- Pocas muestras de fidelidad como la de la Magdalena encontramos en las narraciones evangélicas. Su entrega a Él fue total e incondicional. Por eso su dolor y su desesperación al no poderlo encontrar en el sepulcro en donde lo habían dejado. Y, aunque sus lágrimas no le dejaban reconocerlo en el personaje que tenía delante, sí le reconoce cuando Él la llama por su nombre. Y, en el alborozo del encuentro, se arroja a sus pies. No basta con dejarnos encontrar de Él. Es necesario que le reconozcamos, que sepamos identificarlo cuando nos llama por nuestro nombre, e identificarnos con la forma de vida que nos propone, para poder ser verdaderos testigos, creíbles y veraces, de su Resurrección también efectuada en nosotros, si somos capaces de cambiar las alegrías y los placeres efímeros que el mundo de hoy nos ofrece, por la esperanza firme de una vida nueva "en una tierra nueva y en un cielo nuevo", en donde sólo la moneda del perdón y la misericordia por amor, tiene curso corriente.
Propósito: Hoy me mostraré más alegre que de costumbre porque Cristo ha resucitado y está vivo y está conmigo.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Abril 18 de 2017
J. RUIZ
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