Mateo 18, 1-5. 10, 12-14
"El Padre no quiere que ninguno de sus hijos se pierda". Un niño es pequeño. Sus manos, pequeñas; su estatura, corta; sus fuerzas, menguadas. Por eso no es capaz de controlar las cosas que le rodean. Y ni siquiera se preocupa por ello. Tiene plena confianza en que su padre-madre resolverá todas sus necesidades. Como efectivamente ocurre. Y es así como nuestro Padre-Madre nos quiere a todos: "Si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos". Él "no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños". Dejemos esas ambiciones de grandezas, de querer ser los primeros, de que se nos rinda pleitesía. Esas preocupaciones no hacen sino alejarnos de la pequeñez y de la sabiduría de los verdaderos sabios.
Propósito: Hoy procuraré descansar dejando todas mis preocupaciones en manos de mi Padre.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Agosto 9 de 2016
J. RUIZ
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