Lucas 4, 31-37
La autoridad la dá la vivencia de lo que se predica. Por eso Jesús tenía autoridad: además de sus Palabras encendidas e incendiarias, estaban sus hechos respaldándolo: buscaba, miraba, acogía, sanaba y hacía el bien. Viéndolo hacer todo eso ¿quién podría cuestionar lo que decía? Solamente los hipócritas de los fariseos que eran capaces de tragarse un camello pero colaban un mosquito. Hemos, los seguidores de Jesús, de tratar de imitarlo a Él. Que lo que proclamemos, la Buena Nueva, podamos atestiguarlo con nuestro comportamiento ante Dios y ante los demás. Así podremos también tener la autoridad que convence.
Propósito: Hoy revisaré si mi forma de actuar sí está de acuerdo con las palabras que suelo manejar.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Agosto 30 de 2016
J. RUIZ
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