Marcos 6, 17-29
La misión y el deber por encima de todo. Juan, seguramente desde el primer encuentro con Jesús, cuando ambos estaban en los vientres de sus madres, había entendido cuál era su tarea en ese mundo: anunciar la llegada y preparar los caminos del Señor. Y supo que esto sería a costa de todo lo que se le opusiera en su camino: burlas, insultos y hasta su vida en peligro por cuenta de aquellos cuyos intereses fueran tocados, de alguna manera, por sus palabras, contrarias tantas veces a las normas y paradigmas de vida imperantes. Pero Juan sabía que quien lo envió a esa misión no lo iba a abandonar a su suerte y le daría las palabras y la fuerza necesaria para resistir las oposiciones, vinieran de donde vinieran. Por eso fue "el hombre más grande nacido de mujer", según la apreciación del mismo Jesús. Por eso no se dobló ante las pretensiones de Herodías ni de las de Herodes y, cada que tenía oportunidad, les gritaba sus vergüenzas. Y por eso murió alegre porque había cumplido su misión. Y por eso es el ejemplo de lo que todo cristiano debe estar dispuesto a afrontar si quiere cumplir la misión encomendada desde siempre.
Propósito: Hoy meditaré sobre la valentía de Juan para afrontar el qué dirán y los peligros del poder por mantener sus convicciones.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Agosto 29 de 2016
J. RUIZ
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