El ayuno que Dios
quiere:
• que no hagas gastos
superfluos,
• que tus inversiones
las pongas en el banco del tercer mundo y en la cuenta corriente de los pobres,
• que prefieras pasar
tú necesidad, antes que la pase el hermano,
• que ofrezcas tu
tiempo al que te lo pida,
• que prefieras
servir a ser servido,
• que tengas hambre y
sed de justicia,
• que te comprometas
en la lucha contra toda marginación,
• que veas en todo
hombre a un hermano,
• que veas en el
pobre y todo el que sufre un sacramento de Cristo,
• que esperes cada
día una nueva humanidad.
La abstinencia que
Dios quiere:
• que no seas esclavo
del consumo, los juegos, las modas,
• que te abstengas de
tanta TV. y tanto vídeo,
• que frecuentes
menos los bares, discotecas y lugares parecidos,
• que no seas esclavo
ni del sexo ni de nada,
• que te abstengas de
toda violencia,
• que respetes todo
ser vivo,
• que te abstengas de
palabras ociosas y necias,
• que te alimentes de
la palabra de Dios,
• que comas la carne
de Dios.
La ceniza que Dios
quiere:
• que no te
consideres dueño de nada, sino humilde administrador,
• que no te gloríes
de tus talentos, sino que con ellos edifiques a los demás,
• que no te creas
santo o te creas algo, porque santo y grande sólo es Dios,
• que no te deprimas
ni te acobardes, porque Dios es tu victoria,
• que aprecies el
valor de las cosas sencillas,
• que valores más la
calidad que la cantidad,
• que vivas el
momento presente, sin tantos miedos y añoranzas,
• que estés abierto
siempre a la esperanza,
• que ames la vida y
la defiendas,
• que no temas la
muerte, porque siempre es Pascua.
J. RUIZ
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