La confesión de Pedro |
Mateo 16, 13-23
Después de la hermosa y sentida confesión de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo", y de su exaltación a base y cabeza de la Iglesia, y de que le confiere los poderes para atar y desatar, aquí en la tierra, y de prometerle las llaves del Reino de los cielos, viene la reprimenda y jalón de orejas que, con toda seguridad debió hacer aterrizar otra vez al buen Pedro: ¡Apártate de mí, Satanás...tu pensamiento no es el de Dios, sino el de los hombres". Todo esto para hacernos caer en cuenta de que debemos aceptar humildemente, pasando por encima de nuestra soberbia, como hizo Pedro, que el camino del Reino pasa por la lomita del Calvario y que debemos hacerlo con nuestra propia cruz a cuestas. Por otro lado podemos considerar que, aquellos poderes para "atar y desatar", conferidos a Pedro, están hoy en manos de nuestro Papa Francisco, quien está, precisamente, tratando de desatar los nudos que han estado atando a la Iglesia durante tantos años a costumbres y tradiciones que la han tenido anquilosada y anclada, y buscando la forma de hacerle desplegar las velas a los vientos de la vida actual, sin ningún temor, recordando siempre que "las puertas del Hades no prevalecerán contra ella".
Propósito: Hoy trataré de vencer, con la ayuda de Jesús y de María, la soberbia que a veces me hace olvidar la Cruz.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Agosto 8 de 2013
J. RUIZ
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