La dureza de nuestro corazón es la causa de nuestra infidelidad, tanto a Dios como a nuestra pareja.- Y esa dureza se dá cuando empieza nuestro egoismo y nuestro individualismo a sacar de nuestro corazón la entrega, el sacrificio, el perdón y todo aquello que hace posible el amor. Entonces es el momento de acudir a Dios, pues "sin mí no podéis hacer nada". Puede ser difícil, pero con la ayuda del que todo lo puede, si se la pedimos de corazón, posiblemente encontraremos el camino para seguir siendo "una sola carne", sin tener que recurrir a la aplicación extrema del divorcio, "separando lo que Dios ha unido". Y esto no sólo en el matrimonio terrenal entre hombre y mujer, sino en el plano de nuestra unión con Dios, porque Él, a pesar de nuestras infidelidades y de nuestro continuo abandono, es el Padre de la Misericordia y del perdón, bálsamos para curar esta clase de heridas. Por eso, por medio de la oración, debemos hacerlo a Él una tercera persona en nuestro matrimonio, con la fe y la certeza de que Él se encargará de mantenerlo unido, en medio de todas las tempestades que puedan sobrevenir.
Propósito: Hoy haré una oración especial por la unidad y estabilidad de mi matrimonio.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Viernes. Mayo 25 de 2018
J. RUIZ
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