Juan 20, 1-2. 11-18 El Evangelio de esta celebración maravillosa, la fiesta de María Magdalena, nos habla de amor y de fe, de fe y de amor. ¿Qué es primero, la fe o el amor? Yo diría que el amor, porque uno no le cree a quien no ama, no confía en quien no ama. Y ¡cómo amó María Magdalena!. Llega llorando hasta el sepulcro de su amado en la mañana radiante de la Resurrección y, al no encontrarlo, se desespera y llora más fuerte porque no sabe qué ha pasado con Él: "Se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto". Antes de conocer a Jesús, Magdalena llevaba una vida que, talvez, no era la más ejemplar. Pero al verlo "creyó", y la luz del amor se hizo en ella. Le siguió por todas partes con los otros discípulos. Se convirtió de verdad y su vida fue otra. En adelante sólo el amor guiaría sus pasos, cansados y dolorosos hasta la cima del Calvario y, desde la mañana de la Resurrección, premiados con la aparición primera de Jesús.
Propósito: Hoy revisaré la sinceridad y firmeza de mi "conversión".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Julio 22 de 2014
J. RUIZ
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