Lucas 1, 39-56
Amor para dar y compartir, fue lo que tuvo María desde que dio el sí que salvó a la humanidad.- Así nos la pinta Lucas hoy en su Evangelio, narrándonos la visita que hizo a su prima Isabel, tan pronto supo que ella también estaba encinta. Fue a servirle, a asistirla durante los cuidados de su embarazo, porque la disposición al servicio es la manifestación más clara del amor. No importaron ni la distancia, ni lo abrupto de los caminos, ni los peligros de asaltantes durante las largas jornadas de marcha. El amor hace que todos esos inconvenientes desaparezcan. Ella se siente bendecida y su alma "glorifica al Señor porque puso sus ojos en la humildad de su esclava", y esa alegría hace dulces los pasos amargos y se contagia a su prima y al hijo de su vientre que salta de gozo al reconocer a Jesús, Salvador del mundo, y le hace exclamar gozosa: "dichosa tú que has creído". Es la alegría de la fe. Hagámosla nuestra.
Propósito: Hoy repetiré con María: "Glorifica mi alma al Señor porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava"
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ Viernes. Mayo 31 de 2019
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