Y la Palabra se hizo carne |
Juan 1, 1-18
¡Al fin ha llegado la Salvación del mundo, el Redentor de la Promesa! Y desde el mismo momento de su llegada ha sentido el rechazo de aquellos a quienes viene a salvar. Las gentes de Belén, ocupadas en sus cosas, no acogieron a esa pareja que buscaba un lugar dónde pasar la noche. La mujer, embarazada, talvez presentía que se acercaba el momento de dar a luz. Por eso su angustia y la de José, su esposo, al tener que irse al campo, a una pesebrera, donde al menos tenían techo, a esperar el nacimiento de su hijo. Pero es que el Hijo de Dios quería nacer entre los suyos: los que no tenían otra riqueza que la fe en la promesa de su Dios. Por eso Él, que es la verdadera riqueza, la Palabra, como lo llama Juan, vino al mundo entre los más pobres, despreciados y excluídos de la sociedad de aquella época: los pastores. Y por eso Dios, el Padre, dio "el poder de ser hijos suyos a quienes le recibieron". Y esa sigue siendo la real y verdadera riqueza de la Iglesia y de los pobres del mundo: la Palabra que nos da el poder de ser coherederos del Reino de Dios que, con el Niño Jesús, vino hasta nosotros."
Propósito: Hoy daré gracias a Jesús por el don tan grande de sí mismo, por nosotros.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Miércoles. Diciembre 25 de 2013
J. RUIZ
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