TIEMPO DE CUARESMA
Estas prácticas deben ser características permanentes de nuestra espiritualidad, pero la Iglesia nos propone este tiempo como un espacio especial para reforzarlas y así nos sea más fácil permanecer en ellas.
Y en el Evangelio de Mateo (6, 1-6. 16-18) el Maestro nos enseña la manera más eficaz de practicarlas: en silencio, sin ostentación alguna, “en lo secreto, que tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
Hagamos pues, en esta Cuaresma, que nuestras limosnas sean una verdadera ayuda para quienes de verdad la necesitan; que el ayuno y la penitencia signifiquen una verdadera renuncia al consumismo que nos esclaviza en el mundo de hoy, y que nuestra oración sea un diálogo verdadero, íntimo y familiar con nuestro Padre Dios.
Y todo ello enmarcado por la presencia liberadora y permanente de Jesús en nuestras vidas, de modo que nos hagan encontrar su rostro, el rostro del Amor, en aquellos que fueron siempre objeto de su opción preferencial: los pobres, desplazados y excluidos, de todos los lugares y de todos los tiempos.
¡ JESÚS VIVE, PROCLAMÉMOSLO ¡
Turbaco. Febrero 22 de 2012
J.RUIZ
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