Autor: P. Eduardo Volpacchio | Fuente: http://www.algunasrespuestas.com Mi novio comulga sin confesarse, ¿cómo le explico que hace mal? | |||
La fe no depende de los sacerdotes y catequistas, Cristo mismo es el autor y la Iglesia su custodia. | |||
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Nuestra parroquia dirigida por el Padre Dionisio Navarro y por todos quienes se sienten parte de ella, desean enormemente compartir contigo las experiencias de la nueva evangelización, en un municipio que agoniza por la pobreza y la violencia, pero que no para de soñar, nunca. SOLO A DIOS EL HONOR Y LA GLORIA....
martes, 29 de noviembre de 2011
COMULGAR SIN CONFESARSE
domingo, 27 de noviembre de 2011
TIEMPOS LITÚRGICOS
ADVIENTO
Hoy comienza, para la Iglesia Católica, el tiempo del Adviento, que quiere decir: llegada, venida. Y es un tiempo de preparación para esa llegada.
¡ JESÚS ESTÁ VIVO, PROCLAMÉMOSLO ¡
J. RUIZ
ADVIENTO
Hoy comienza, para la Iglesia Católica, el tiempo del Adviento, que quiere decir: llegada, venida. Y es un tiempo de preparación para esa llegada.
¡ JESÚS ESTÁ VIVO, PROCLAMÉMOSLO ¡
J. RUIZ
viernes, 11 de noviembre de 2011
AUTENTICIDAD
Autor: Arturo Guerra | Fuente: http://www.fluvium.org Cristianismo con mostaza, por favor | |||
Cristo no neutralizó su Evangelio con mostaza. El cristianismo se sirve solo. O se vive como es o no es cristianismo | |||
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jueves, 10 de noviembre de 2011
Hablemos de Sexualidad
Autor: . | Fuente: VIS
Para qué tenemos la sexualidad
Pretender que cualquier chico pueda ser chica y viceversa me parece un atentado contra el sentido común.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZROqoogzbrqGQmawEBRDmPeIz5TCwKkJJnGsLzeNJiiTetr5s3KjGvfYccwUSb0ML6N7Lrnr4pcznb5NP3eJSIJGqKmGWZnaUZoaYPPCgNEi8TyFqnJPZtwXXYvLaSht55T6whbOXv9X1/s200/parejafeliz.jpg)
Para desarrollarnos como personas, es necesario amar. Si nos fijamos bien el amor es lo único que puede dar sentido a nuestra vida todos los días y a todas horas. Los evangelios nos expresan esto al decirnos que los mandamientos principales y fundamentales son amar a Dios, al prójimo y a sí mismo (Mt 22,34-40; Mc 12,28-34; Lc 10, 25-28).
La sexualidad hay que situarla como dimensión de la persona; no es que la persona tenga una sexualidad, sino es que somos seres sexuados. Y como todo en la persona está al servicio del amor, también la sexualidad deberá estarlo. Igualmente la sexualidad nos empuja a relacionarnos con los demás, y por ello está al servicio de la comunicación, como prueba el tabú o la prohibición del incesto, que al prohibirnos casarnos con la madre, hermana o hija, obliga a salirnos de la familia para buscar pareja.
La sexualidad en cuanto fuerza se orienta en tres direcciones. La primera trata de lograr la madurez y la integración personal. La educación de la sexualidad no puede limitarse a una información biológica. Un comportamiento sexual es bueno o positivo si ayuda a que el hombre sea más persona y asuma valores fundamentales para el crecimiento integral de la persona. Es muy importante encauzar el poderoso apetito sexual con una buena formación espiritual y la práctica religiosa.
La segunda dirección tiende a realizar la apertura de la persona al mundo del "tú”. La sexualidad es la que posibilita la relación interpersonal, debiéndose evitar el vivirla de modo egocéntrico, pues supondría la negación de lo relacional. En toda relación con el otro, la sexualidad juega un papel, pero la relación yo-tú más importante es la relación heterosexual que se inicia con la apertura al otro, como parte de una relación de comunicación humana y personal y que culmina con la construcción de un proyecto de vida en común. Pero esta relación heterosexual debe fundamentarse en un amor no egoísta sino de entrega al otro y asumido por la persona entera, aunque vaya adquiriendo formas diversas de acuerdo con las distintas etapas de la evolución psicosexual del hombre y de la mujer.
La tercera dirección es la apertura al "nosotros”, dentro de un clima de relaciones interpersonales múltiples. El "nosotros” nace del encuentro de dos generosidades, que alcanzan su plenitud en el amor que es superación de sí mismo y búsqueda del bien del otro. Pero no sólo es el bien del otro, porque la sexualidad es la fuente de la vida gracias a la procreación y en ella se realiza la fórmula de M. Blondel: “Dos seres no son sino uno, y cuando son uno devienen tres”. Además el amor y la sexualidad tienen que abrirse al campo de lo social y de nuestra responsabilidad hacia los demás, por lo que la responsabilidad moral en este terreno tiene una vertiente personal y otra social. En consecuencia, los planteamientos éticos no sólo no pueden estar ausentes, sino que van inseparablemente unidos con la problemática sexual. Desde luego, nadie tiene derecho a considerar a otra persona exclusivamente como medio para satisfacer intereses o necesidades propias y por ello el principio ético fundamental es y será siempre el mismo, con una permanencia basada en la naturaleza humana, aunque adopte formas muy diversas según las diversas civilizaciones, tiempos y culturas: el respeto a las otras personas y a su dignidad.
Por ello, la sociedad tiene el derecho y la obligación de ejercer vigilancia sobre las manifestaciones públicas de lo sexual, incluso mediante disposiciones legales adecuadas, pero encaminadas a proteger el matrimonio y la familia, no a destruirlas, como sucede con la actual legislación española, que han de procurar ayudar a lograr la madurez personal. Estas disposiciones han de ser de tal modo que no se deje a la libertad sin la ayuda de la ley, pero tampoco que la ley suplante la libertad, si bien dada la permisividad actual de nuestra sociedad es difícil que se den los controles sociales suficientes y es necesario insistir en la responsabilidad moral personal. Esta responsabilidad es de cada uno de nosotros y debe hacernos capaces de resistir las dificultades, porque es posible lograr una madurez humana, también en lo sexual, basada en la búsqueda de la verdad y en la posesión de convicciones propias, pues como dice el evangelio de San Juan: “La verdad os hará libres” (8,32).
Bajado por: J.RUIZ
miércoles, 9 de noviembre de 2011
DOGMAS MODERNOS
Autor: P. Fernando Pascual L.C. | Fuente: Catholic net Dogmas de la modernidad |
La modernidad necesita ser sanada y superar falsos dogmas que la debilitan. |
domingo, 6 de noviembre de 2011
NOVIEMBRE: MES PARA MEDITAR
NOVIEMBRE, MES PARA MEDITAR
Es el mes en que se habla de la muerte, aunque a todos nos asuste. El viento frío del invierno arranca las hojas de los árboles que, en remolinos, van a arrastrarse a la vera de todos los caminos.
El color de todo el día fluctúa entre los diversos tonos del gris. La luz es escasa y todas las cosas se pintan de tristeza.
Los recuerdos de los seres que un día quisimos y que hoy no están con nosotros, embargan el corazón de una profunda melancolía. Sus rostros queridos aparecen y desaparecen intermitentes en el flash de la memoria trayéndonos una sonrisa o, a veces, una lágrima.
Es el mes de la muerte. Esto pudiera parecer tenebroso pero, para los cristianos, debe ser todo lo contrario: debe ser de alegría porque estamos celebrando el paso de aquellos que se nos adelantaron a entrar a la Patria prometida, y estamos preparando el que también nosotros habremos de dar, más tarde o más temprano, pero inevitablemente. La muerte es el primer paso con que se comienza la verdadera vida.
Todo el tiempo que pasemos aquí en la tierra, ya sea más o menos largo, no es más que una preparación para la vida que nos espera al otro lado de la muerte, la que no es sino una circunstancia, un requisito que todos tenemos que cumplir.
Los cristianos sabemos todo esto, y, aunque a veces vivamos como si no lo supiéramos, la verdad es que debemos estar preparados siempre, con aceite en nuestras lámparas, para dar ese paso porque “no sabemos el día ni la hora”. Y a esa Tierra prometida tenemos que llegar con ciertos requisitos para poder ser recibidos en ella.
Tenemos que presentar un “examen de admisión” en el que se nos preguntará si dimos de comer al hambriento, si dimos de beber al sediento, si vestimos al desnudo, si visitamos al que estaba enfermo o en la cárcel. En una palabra, tendremos que decir si fuimos conscientes de la presencia liberadora de Jesús en los demás, sobre todo en los más necesitados y marginados de la sociedad, y si nos portamos con ellos como lo manda la norma primera y más grande: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas y con toda tu alma; y al prójimo como a ti mismo”. Si no lo hicimos así, si “perdimos el examen” no tendremos derecho a entrar en la fiesta.Y entonces “será el llanto y el crujir de dientes”.
Aprovechemos este mes. Meditemos en estas llamadas “verdades escatológicas” y preparémonos a recibir dignamente, sin tristeza y con alegría, a la “hermana muerte”, como tan familiarmente la llamaba San Francisco de Asís, el gran defensor de la caridad fraterna.
¡¡ JESUS VIVE, ANUNCIÉMOSLO !!
J. RUIZ
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